Entre finales de los años treinta y primeros de los cuarenta, una expedición china a la región montañosa de Bain-Kara-Ula, la ciudad más cercana a ella es Lhasa, en el Tíbet, a una distancia de 640 km. al sur por terreno infranqueable, en los confines de China y Tibet, localizó en unas cuevas sepulturas y restos de esqueletos de seres de pequeño tamaño y poseedores de un gran cráneo.
Sobre las paredes había pictogramas tallados del cielo: el sol, la luna, las estrellas, y la Tierra con las líneas de puntos que los conectan.
LOS DISCOS DROPA
Medio enterrado entre el polvo del suelo de la cueva había un disco de piedra suelto, obviamente creado por la mano de una criatura inteligente.
El profesor Huan Si Yan, a cargo de la investigación de los discos, describió en su informe que en los surcos, aunque sólo utilizando un microscopio, se podía leer una serie de caracteres.
Según la historia de los discos Dropa, todos presentaban características similares: 30 centímetros de diámetro, 2 de ancho y en el centro, un espacio calado en forma circular o cuadrangular. Además, la mayoría tenía un par de surcos espiralados milimétricos grabados con minúsculos y extraños caracteres pertenecientes a un lenguaje desconocido que se originaban en el exterior del disco, para culminar en el centro.
Este primer disco fue datado entre los 10.000 y 12.000 años de antigüedad.
QUE DECÍAN LOS DISCOS?
Una vez que los caracteres de todos los discos fueron copiados, el profesor Tsum Um Nui y sus colegas, comenzaron la ardua tarea de intentar descifrar su contenido. Finalmente, probando, intercambiando dibujos por palabras y frases, llegó a descifrar parte del código o escritura.
Los discos contaban la historia “Los Dropa” , que habían llegado de un lejano planeta y que por una avería en su medio de transporte habían acabado en aquel lugar de las montañas, donde los Ham, antigua tribu que moraba en aquel lugar, los atacaron y mataron a muchos de ellos hasta que consiguieron comunicarse con signos y los dejaron en paz.
Era el pueblo de kham o pueblo de los dropa, y se situaron en las cuevas por “diez tiempos”, hasta el creciente del Sol.
Los discos también cuentan como los Dropa fueron incapaces de reparar su nave espacial y la imposibilidad de volver a su planeta de origen, teniendo entonces que quedarse a vivir en la Tierra.
QUE PASO CON LOS RESTOS ENCONTRADOS EN LA CUEVA?
En 1947 el aventurero Karyl Robins-Evans, fallecido en 1974, después de haber visto uno de estos discos de piedra que había logrado conseguir un amigo, Sergei Lolladoff, cuando era oficial del Ejército británico en la India, afirmaba haber vivido entre los dropa, acumulando numerosa información sobre sus costumbres, su sistema social y su historia.
En 1994 el investigador Peter Krassa localizó parte de los discos en el Museo de Xian después de que Ernst Wegerer y su esposa, un matrimonio de vacaciones por china y de visita en el museo de esta ciudad durante 1974, lograsen fotografiarlos y describirlos con todo tipo de detalles. El co-autor del libro "Satélites de los dioses: Zonas prohibidas en China" (junto con Hartwig Hausdorf) Peter Krassa, intentó acceder a los discos y a toda la información en el Museo de Xi'an, pero 20 años después de la visita de Ernst Wegerer y su mujer se había perdido toda referencia a la presencia de los discos. Sencillamente habían desaparecido.
La mayoría de los expertos consideran que la historia que narra sus jeroglíficos de los discos Dropa es uno de los tantos mitos que existen en los pueblos antiguos que cuentan que sus descendientes vinieron a la Tierra desde otras estrellas.