lunes, 28 de marzo de 2011

LA PACIENCIA



La paciencia es tanto más perfecta cuanto menos se mezcla con inquietudes y desasosiegos.
                            San Pío de Pieltrecina




Continuamente la gente trata de hacer que las cosas ocurran a la fuerza.

No existe ningún gran logro que no sea  consecuencia de un trabajo y de una espera pacientes. La existencia no es una carrera. Ningún camino será demasiado largo para ti si adelantas sin apuros.

En ocasiones la rapidez nos impide disfrutar del presente, de los instantes más significativos que logramos llegar a tener y que intencionalmente por ciertas circunstancias externas los dejamos pasar o arruinamos. Esto hace que los individuos que tienen esta capacidad sepan esperar con paz y sosiego a que las cosas sucedan, ya que piensan que a las cosas que no dependen precisamente de uno hay que darles más tiempo.

Cada cosa tiene su tiempo, todo llega cuando es el minuto más oportuno. Nada obtenemos  con la desesperanza, antes de reaccionar debemos proporcionarnos tiempo para atender, razonar y en su tiempo actuar o expresar nuestra opinión.

Ejemplar es el alma que no se inquieta por lo que le gustaría hacer y no puede, y deja que sea el Señor el que le revele el camino a seguir, pues constantemente vivirá en una maravillosa y dichosa paz interior.

No se puede ser paciente nada más que por serlo, hace falta construir un sistema mental. Hoy en día, están potenciadas la satisfacción inmediata y la poca tolerancia. La virtud de la paciencia nos sitúa en un camino de autodisciplina.

 Hay que ejercitarse en educar la virtud de la paciencia, para saber atender a otros, siempre se podrá aprovechar algo, asimismo de ejercitar la caridad de oír, al que necesita o quiere comunicar algo.

No se debe confundir la paciencia con la inercia negativa y la apatía, que nos llevan a aceptar con conformismo lo que nos ocurre, a no luchar por nuestros objetivos y a abandonarnos en manos de la suerte.

Debemos saber que el desarrollarse en esta virtud nos llevará a conservar y perfeccionar nuestra relación con los que nos rodean, familia, compañeros de trabajo, amigos; que nos ayudará además a lograr mejores resultados, y a sentirnos muy bien porque el esfuerzo cumplido tiene sus buenos frutos.

Practique el perdón. Recuerde que todos somos imperfectos. Admita las fallas de los demás y las suyas propias. De este modo, podrá ser capaz de conservarse en paz cuando otras personas provoquen escenarios de descontrol.

* Ten paciencia con todas las cosas pero ante todo contigo mismo. 
                          (San Francisco de Sales)



2 comentarios:

  1. me gusta mucho esta publicación, es muy verdadera e interesante, dicen que la paciencia es la madre de la ciencia!! Pere

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  2. En esta vida la paciencia ha de ser el pan de cada día; pero la necesitamos en particular para nosotros, porque nadie se nos hace tan pesado como nosotros mismos. San Francisco de Sales

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